La dieta planetaria ¿es posible alimentar a 10.000 millones de personas para el 2050? El pasado mes de enero se publicó un informe sobre ‘la dieta de la salud planetaria’ elaborado por un grupo científicos de diversos países del mundo y publicado en la prestigiosa revista especializada The Lancet.
Este informe es el desarrollo de otro informe publicado en 2015 por la Rockfeller Foundation The Lancet, donde se analizaba cómo salvaguardar el planeta en la era Antropocénica (es decir aquella en la que las actividades humanas tienen un efecto importante sobre la salud planetaria). Este análisis reafirmaba, con claridad y contundencia, la imperiosa necesidad de elaborar cambios que permitan la supervivencia de las generaciones futuras.
Las problemáticas a las que se enfrenta la humanidad son muchas y de gran calado: el cambio climático, la acidificación de los océanos, la erosión del suelo debido a la deforestación, los cambios en la composición del suelo producidos por la agricultura, el incremento de la concentración de nitrógeno y fósforo, la contaminación por tóxicos y la pérdida de biodiversidad. Y otro muy importante: la creciente escasez de agua potable. Todos estos aspectos interaccionan unos con otros y ofrecen un panorama sombrío para una humanidad que no para de crecer. Además, todos ellos implican al mismo tiempo una menor disponibilidad de alimentos.
Por ejemplo, la acidificación de los océanos impide a los moluscos el poder crear su concha, además de mermar las poblaciones de peces más sensibles al pH marino. Las técnicas de agricultura intensiva degradan el suelo liberando más carbono la atmósfera y empeorando el efecto invernadero.
Ante este panorama ¿cómo es posible que la esperanza de vida sea la más larga registrada en la historia? Esta paradoja contiene un engaño y es que la esperanza de vida está calculada sobre las condiciones actuales que no serán las mismas dentro de 30 o 40 años. De hecho toda la degradación a la que está sometido el planeta empezó tras la recuperación de la segunda guerra mundial.
Y la gran pregunta es ¿cómo garantizar un futuro para los niños de ahora?
La respuesta pasa por adoptar cambios sociales, culturales y principalmente políticos. Pero puesto que los políticos se mueven por presión popular, somos los ciudadanos de a pié que debemos exigir dichos cambios. Entre ellos, están cambios en las políticas fiscales y la promoción de la ‘economía de círculo’ en la que se reduce el desperdicio, la contaminación y se fomenta el reciclaje de la materia apoyándose en los avances tecnológicos.
Pero el factor más importante capaz de mejorar la salud humana y planetaria es el cambio en el patrón dietético.
Nuevamente, confirman que el patrón con peores consecuencias para el planeta y el hombre es el de la dieta occidental, mientras que los mejore serían el vegano, el vegetariano y el flexitariano. De hecho en el consumo de carne, solo el 10% de las calorías utilizadas para la alimentación de los animales de granja acaba transformándose en calorías para los humanos.
Pero ¿es posible realizar una dieta saludable a partir de sistemas alimentarios sostenibles? Y además,
¿es posible encontrar un patrón capaz de alimentar 10.000 millones de personas en un futuro no muy lejano, es decir en el 2.050?
Y aquí entra el contenido del informe de la comisión creada por la organización EAT y la revista The Lancet.
Se analizan patrones ‘lose-lose’ es decir, patrones en los que pierde salud el planeta y la humanidad, patrones en los que pierde uno u uno, y el patrón ‘win-win’ en los que ganamos todos.
En el informe se advierte que la humanidad podría colapsar en 2050 si no adopta los cambios necesarios a favor de una dieta saludable y sostenible. El profesor Walter Willett, de la Universidad de Harvard, declara que: “El consumo mundial de frutas, vegetales, frutos secos y legumbres deberá duplicarse, y el consumo de alimentos como la carne roja y el azúcar deberá reducirse en más del 50 %. Una dieta rica en alimentos de origen vegetal y con menos alimentos de origen animal confiere una buena salud y beneficios ambientales”.
Por lo tanto, este patrón implica conceptos que no son nuevos (3):
1º Aumentar el consumo de vegetales: frutas, verduras, legumbres, frutos secos y aceites insaturados.
2º Reducir el consumo de pescado, aves y huevos
3º Reducir al mínimo el consumo de carne roja y derivados cárnicos.
El nuevo plato planetario quedaría así diseñado, recordándonos su distribución la ya vista en el patrón mediterráneo, aunque se reducen las cantidades de pescado, carnes o productos lácteos: es lo que llaman patrón ‘flexitariano’.
Otros puntos indispensables son la reducción de los desperdicios y de la utilización de fertilizantes ricos en nitrógeno y fósforo, así como implantar una nueva política agraria capaz de producir alimentos saludables. Esto pasa por aumentar la diversidad de los cultivos en contra del monocultivo, práctica que permite al mismo tiempo salvaguardar la calidad del terreno.
Se hace indispensable lo que ellos definen como la ‘Gran Transformación de Alimentos’.
Fuentes:
1.- Sarah Whitmee et at. Safeguarding human health in the Anthropocene epoch:
report of The Rockefeller Foundation–Lancet Commission onplanetary Health. The Lancet Commissions. Noviembre 2015. Disponible en: https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(18)31788-4/fulltext
2.- Informe resumido de la Comisión EAT Lancet. Alimentos, planeta, salud. Publicado en enero 2019. Disponible en: https://eatforum.org/content/uploads/2019/01/Report_Summary_Spanish-1.pdf
3.- James Gallagher. Qué es la dieta planetaria con la que se podría alimentar a 10.000 millones de personas. Ciencia de la BBC. Publicado el 17 enero 2019. Disponible en: https://www.bbc.com/mundo/noticias-46832990
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