En ocasiones lo que debemos trabajar son nuestras creencias acerca de las comidas, así como la sensación de recompensa que sentimos cuando comemos. A veces es el propio entorno el que nos involucra en estas formas de pensar, pero debemos estar preparados para dejarlas atrás puesto que no nos favorecen.
Nuestras creencias derivan de la influencia social y familiar, y son modificadas por nuestra experiencia personal. Es probable que si hubiésemos nacido en otra familia, localidad o país nuestra relación con la comida sería diferente. Al nacer y educarnos en el seno de una determinada sociedad es difícil apreciar que esa forma de ver la vida es heredada y puede ser modificada de manera parcial o total. De hecho, las personas ajenas a nuestro ambiente son capaces de percibir nuestras creencias, pero para nosotros mismos son invisibles.
Y entonces ¿Qué hacemos?
La solución pasa por individuarlas, analizarlas y sustituirlas por otras. En la repetición de un pensamiento o idea está la base del aprendizaje. No es lo mismo repetir en nuestra cabeza ‘qué pena que no pueda comer este postre’ o ‘qué bien me siento sin comer este postre’.
Una parte importante del proceso de la pérdida de peso, está dentro de nuestra cabeza y forma de ver las cosas, por que en base a eso tendremos la motivación, la constancia y las expectativas adecuadas para lograrlo.
Empieza a trabajar en ti cuánto antes, dejando de lado formas de pensar que te hacen dependiente de los alimentos. Infórmate sobre nuestra forma de pasar consulta. Invierte en salud.
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