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Cronobiología

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El ritmo circadiano es aquel que regula los cambios en el funcionamiento del organismo a lo largo del día. De hecho, en nuestro cerebro existen unos genes cuya función es la de llevar a cabo estas regulaciones. Se sabe, por ejemplo, que la leche materna tiene una composición diferente a según del momento del día en el que es producida, lo cual ayuda al recién nacido a sincronizar sus ritmos de vigilia/sueño con los ciclos de día/noche.

Un desajuste del ritmo circadiano (cronodisrupción) puede tener un efecto devastador y puede originarse por trasnochar frecuentemente, dormir poco o desayunar tarde. Hay personas que por su información genética o por el trabajo que realizan tienen mayor facilidad a desajustarse y acaban desacoplando los ciclos de ingesta/ayuna, hambre/saciedad y vigilia/sueño, lo que favorece el desarrollo del síndrome metabólico (un conjunto de desajustes y enfermedades como el sobrepeso, la hipertensión, diabetes tipo 2, etc.) u otras sintomatologías.

El ritmo ultradiano es aquel que ocurre en menos de 20 horas (latido cardíaco, respiración, etc.) y el infradiano es aquel que tiene una duración superior a un día (ciclo menstrual en mujeres). Todos los procesos de sincronización están regulados por el cerebro, el cual recibe los estímulos en base a los cambios de luz/oscuridad, de ingesta/ayuno y de actividad/reposo. Esta información le permite a su vez ajustar la actividad del resto del organismo, como por ejemplo las funciones diurnas o nocturnas de hígado, páncreas o músculo, entre otros.

Algunos ejemplos de cómo funciona el ritmo circadiano son:

1.- Hay hormonas que funcionan de día y otras de noche, de ahí que los niños crezcan de noche pues es cuando actúa la hormona del crecimiento.

2.- En nutrición, se aconseja disminuir la ingesta de hidratos de carbono por la tarde-noche, pues es cuando peor se asimilan. Esto no significa eliminarlos, pues de los mismos se obtiene la materia prima para la producción de melatonina, lo cual nos ayuda a descansar mejor.

3.- Durante la noche los animales diurnos (como el ser humano) queman grasa como fuente energética, lo que les evita despertar por el hambre, mientras durante el día van acumulando las reservas de grasa que utilizarán de noche. El tejido adiposo es, de hecho, muy activo metabólicamente, influyendo en todo el organismo y en su sincronización.

4.- El momento en que comemos y dormimos acaba modificando el funcionamiento de nuestros genes a través de cambios ‘epigenéticos’. Si quieres profundizar sobre las enfermedades relacionadas con estos cambios, consulta este interesante artículo del dr. Ricardo Ferreira. 

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