Intestino y salud. Una de las ramas de estudio de la microbiota es su capacidad de influir en nuestra salud física y mental y para entenderlo debemos tener en cuenta los siguientes conceptos:
.- Axis Microbiota – Intestino – Cerebro: El sistema digestivo presenta una particularidad única y es la de contener en su interior bacterias, virus y hongos de manera fisiológica, sin que represente una infección. La concentración es máxima en el colon. Por ello, el intestino dispone de un sistema nervioso particular, enriquecido con neuronas y plexos nerviosos capaces de detectar la presencia de alimentos y su composición, así como la presencia de microbiota y de las diferentes sustancias que esta vierte en el medio intestinal. Esta habilidad responde a la doble necesidad de absorber nutrientes y de defender el organismo de posibles patógenos.
.- Por la misma razón también cuenta con una fuerte presencia de células del sistema inmunitario.
.- Ambos, sistema nervioso e inmunitario conforman el sistema neuroinmune. Su acción permite una vigilancia continua de lo que sucede en nuestro organismo, informando al cerebro y al sistema endocrino, los cuales pueden desencadenar la respuesta adecuada a través de la producción de hormonas y de moléculas de señalización.
.- Una vez activadas las hormonas y la señalización se puede originar inflamación, activación de órganos, inhibir procesos, estados de alerta y todo lo que nos podamos imaginar a nivel metabólico. Llegados a este punto es fácil entender cómo la microbiota condiciona nuestra salud física, mental o emocional.
Este último aspecto está abriendo nuevas puertas de tratamiento de la depresión, ansiedad, etc. a través de los llamados ‘psicobióticos’, que son probióticos específicos para este fin.
Un desequilibrio en la composición de la microbiota ocasiona una respuesta inflamatoria y una activación de hormonas corticoesteroides. Cuando este tipo de respuestas responde a un problema puntual, la inflamación y las hormonas circulantes son de gran utilidad, pero si el desequilibrio persiste se acaba en un estado inflamatorio crónico el cual está relacionado con un incremento del riesgo de numerosas patologías.
En relación con el cáncer se está observando que la disbiosis (es decir el desequilibrio de la microbiota intestinal) influye desde muy corta edad en el funcionamiento del timo.
El modo del parto (si natural o vía cesárea) y la lactancia (si materna o artificial) son claves a este respecto. A partir de ahí un desequilibrio continuado en las proporciones de los diferentes tipos de células del sistema inmunitario puede contribuir a la formación de procesos cancerígenos. Estos se originan a través de moléculas inflamatorias, de la inhibición de la muerte programada, de acciones inmunosupresivas o incluso por la traslocación de la propia flora intestinal (es decir de su entrada en el organismo). Los casos más estudiados son los tumores asociados a los neutrófilos o TAN.
Estos nuevos descubrimientos son y serán muy útiles en farmacología, pero no aportan cambios en las recomendaciones dietéticas establecidas. Tal y como se explica en el artículo ‘cómo se estudia la nutrición’ las actuales recomendaciones sobre el patrón mediterráneo se basan en decenios de observación de poblaciones estadísticamente infinitas.
De hecho, si consultamos el blog ‘cómo alimentar a nuestra microbiota’ veremos que obtenemos a las mismas pautas dietéticas que se exponen en el apartado ‘Ruedas y pirámides’. Esto es lógico pues los estudios observacionales de gran envergadura llegan a conclusiones válidas para todas las personas en relación con la mayoría de alimentos puesto que siempre habrá alimentos que sienten mejor a unas personas que a otras, pero las pautas generales son comunes para la mayoría de la población. Esto es independiente de si conocen o no las rutas bioquímicas del porqué un alimento sienta bien o mal. Con el tiempo dichos procesos se van conociendo y sirven para corroborar lo aconsejado hasta el momento e ir personalizando los consejos nutricionales.
Fuentes consultadas:
1.- Erdam S, Poutahidis T. Gut microbiota modúlate host immune cells in cáncer development and growth. Free Radic Biol Med. 2017 April; 105:28-34.
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